El escultor florentinoPietro Torrigiano (1472-1528) trabajó en Roma con Pollaiuolo y con Miguel Ánge; y fue uno de los precursores del Renacimiento y difundió su arte por toda Europa, siendo conocido por su carácter violento, fogoso y apasionado.
En una disputa con Miguel Ángel Buonarroti, cuandolos dos artistas trabajaban bajo el patrocinio de Lorenzo el Magnífico, le rompió la nariz, dejándole secuelas visibles en todos los retratos del artista. Esta cuestión le obligó a abandonar Italia, iniciando una tortuosa carrera que le haría terminar sus días en España.
A finales de 1511 Torrigiano llega a Londres y allí trabaja bajo la protección del Cardenal Wolsey, Será el encargado de hacer los sepulcros de Enrique VII e Isabel de York en la abadía de Westminster. Realiza los sepulcros con la tipología de túmulo, evitando la forma de talud y realiza las esculturas en bronce. En Inglaterra trabajará con el mármol, el alabastro y los metales.
Su actividad en terracota la desarrolla en Sevilla, donde tenderá a un naturalismo más intenso eliminando alusiones de carácter frío e idealizado, pero sis figuras adoptan actitud hierática, aunque las vestimentas son más naturalistas que las de Fancelli.
Según Giorgio Vasari, en 1521, marchó a España, primero a Granada y luego a Sevilla, donde termina. prisionero de la Inquisición en 1522, acusado de sacrílego por haber destruido una imagen sacra de su autoría realizado por encargo del duque de Arcos, considerando, que no había sido retribuido suficientemente. Es acusado ante la Inquisición por el propio Duque.
Segú unos muere en la cárcel de inanición, provocada por negarse a comer durante su cautiverio, entre Julio y Agosto de ese mismo año. Otros aseguran que su prisión y muerte tuvieron ocasión en 1528. Según Giorgio Vasari en ”Vida de pintores y escultores”, la Inquisición lo retuvo hasta su muerte en el Castillo de San Jorge, en el barrio de Triana.
Francisco de Goya reivindica su figura para la Historia del Arte; y en su álbum “La Inquisición”, realiza una aguada en sepia, titulada “No comas, célebre Torrigiano”, en la que se aprecia un hombre preso con los grilletes propios de la época, un cuerpo frágil, que acaba muriéndose en una huelga de hambre.