1607, diciembre, 11. Toledo
Archivo Municipal de Toledo
1607, diciembre, 11. Toledo
Archivo Municipal de Toledo
[1587, mayo, 8]. [Toledo]
Archivo Municipal de Toledo
1586, noviembre, 6. Toledo
Archivo Municipal de Toledo
Con referencia al Usted, es un tratamiento cortesano y respetuoso; y el más usado y corriente en la sociedad. Originariamente se utilizó como forma sincopada de Vuesa Merced pero su uso llegó a regularse normativamente. De esta forma, en el Reglamento Orgánico de la Carrera Diplomática vigente a principios del siglo XX, se daba el tratamiento de Usted a los Secretarios de 2ª y 3ª clase de tal carrera, así, como a los Agregados Diplomáticos, y también aparecía tal tratamiento en el Reglamento de la Carrera Consular. Hoy es un modo de tratamiento de cortesía y respeto que atiende a los rigores de la edad, y se aplica a las personas desconocidas, pero, dependiendo de los contertulios se acaba apeando más pronto que tarde, en una sociedad en la que ya hay excesivas barreras, se intentan quitar barreras empezando por la comunicación. No hablar de usted no es una falta de respteto, es una forma de decir que se están tendiendo la mano a pesar de que la otra persona sea diferente y tenga otros intereses.
En cuanto al tratamiento de Don, cabe el honor a los españoles de ser sus introductores. Se aplicaba originariamente a los Papas, de donde pasó a los Obispos, Abades y otras dignidades de la Iglesia, extendiéndose después a los monjes.
Don etimológicamente, viene del latín dominus, que significa “dueño de casa y señor”, en contraposición al esclavo. El primer monarca que usó el Don, fue Rodrigo, rey godo, al que siguieron los Reyes de León y Castilla.
Era un título puramente personal, y por eso en las cartas reales y privilegios rodados que confirmaban los más grandes señores de los Reinos españoles, los documentos dirigidos a los reyes encabezan con “Señor, Don Alfonso, por la Gracia de Dios, rey de Castilla, de León, del Algarbe,,,·.
El título de Don inicialmente sólo se confería en propiedad por los Reyes a los Duques, Condes y Marqueses. Fue tan considerado y extendido en el siglo XV el tratamiento de Don que era como un título, que muchas personalidades de distinguida representación y elevada jerarquía, que disfrutaban de tratamientos de Magnífico, Muy Noble y Señor, carecían del tratamiento de Don.
En la antigüedad es considerado más como título que como tratamiento. Desde el siglo XVII se empieza a generalizar, como reseñó Quevedo en su “Visita de los chistes”, diciendo que en todos los oficios, artes y Estado se introdujo el Don en hidalgos y villanos, y hoy en día se aplica a todo el mundo sin distinción.
Su abuso llevó en su día a Felipe IV a dictar una Ley en 3 enero de 1611 declarando las personas que podían usar Don, tanto hombres como mujeres, y que eran los obispos, los Condes, las mujeres y los hijos de los Hidalgos, y los hijos de personas tituladas, aún cuando fueran bastardos; ley que cayó en total desuso, generalizándose la utilización de este tratamiento e iniciándose a mediados del siglo XIX la costumbre de firmar documentos oficiales con el Don. A pesar de ello en algunas regiones era de uso común.
Señor, es el nombre los cristianos dan a Dios y a Jesucristo, Señora a su Madre, que en plegarias, oraciones y lenguaje religioso se denominan Nuestro Señor.
A los Emperadores, Reyes, Príncipes, etc., se dio en la historia y se da en la actualidad este tratamiento, de palabra y por escrito, que en su origen etimológico proviene de senior, que significa “el más viejo”, en contraposición a junior o más joven, Estas denominaciones se han mantenido en ámbitos profesionales.
En Vizcaya, la más alta jerarquía del Señorío de Vizcaya, recibía el título de Señor. En Castilla, en la Edad Media, al Rey se le denominaba Gran Señor, y tal denominación se conserva para designar al Rey como Jefe de Estado y como jefe de la Orden del Toisón de Oro.
Hay quien lo hace derivar del hebreo sar, que significa persona distinguida; otros, en cambio, lo hacen proceder del griego kurios o del latín senior. También se menciona la posibilidad de que fuese el tratamiento dado a los primeros faraones, entre los cuales Si-re equivalía a “hijo del sol”.
La voz señor aparece en todas las lenguas, como herrn, sir, lord signore, sire, senhor, monsieur, micer, mosén, etc. Se trata de un término de enorme raigambre y cuyo uso se ha generalizado, pues si inicialmente primeramente servía para designar posesión de Estados o territorios, posesión sobre lugares en señoríos por ejemplo, hoy día se ha convertido en un tratamiento de urbanidad, haciéndose sinónimo de caballero y un término de cortesía y atención deferente.
Además, supone un epíteto que viene a significar noble, decoroso, digno y nos remite a una actuación significada por la educación, distinción y modales de quien la realiza. Según esto no todos son señores, pero la cortesía hace extensivo a todos su aplicación. Que más que participar del término señor participarían de este otro término: vilano, pero no por vivir en la villa sino por su villanía o vileza, sin embargo, en un tratamiento formal se los llama señor.
En cuanto a su empleo, que como término de urbanidad, precede a los Títulos del Reino. Cuando no va seguido del Don, precede a los apellidos, títulos, dignidades y cargos: Sr. López, señor Doctor, señor Alcalde. Además los títulos de excelentísimo, ilustrísimo, etc., llevan detrás el calificativo de Señor. Hoy es un término de cortesía aplicable en toda relación social.
El Usía es con frecuencia se ha usado erróneamente y sobre él se generaliza cierta confusión. En origen supone apócope de Vuestra Señoría y también de Vueseñoria, que esapócope del anterior; pero posteriormente fue ha considerado tratamiento distinto, especial, significando respeto y dignidad, aunque de inferior categoría relacionado con los anteriores.
Se ha entendido a veces como un título, y se le ha otorgado generalmente mayor consideración de la que le corresponde como tratamiento. No es un título de cortesía, sino una forma de tratamiento.
La palabra Señoría significa superior jerárquico. Tenían este tratamiento los emperadores. El tratamiento de Señoría se aplica en la actualidad a jueces y diputados a Cortes, pero indicaba originariamente la expresión de dominio, imperio o mando de algún Estado nacional, tal como las Señorías de Génova y Venecia; los territorios jurisdiccionales gobernados por duques, marqueses, condes, etc.
En España empezó a utilizarse con Enrique III y se daba a los infantes, a los Reyes de Castilla, casi siempre precedido de “Gran”. Se precedido al nombre de ciudades o corporaciones. Ya en el siglo XIX, se aplica a algunas cámaras constitucionales y, por ende, a sus representantes.
Ante el Papa, los Grandes de España, gozaban de derecho a asiento en banco raso y por parte del Santo Padre eran tratados como Señorías.
A Señoría se suele anteponer las partículas Vuestra y Su, excluyendo el Señor, aunque exige el Don para los nombres y se alterna de palabra y por escrito con el tratamiento de Usía.
En el ejército llevan este tratamiento los coroneles.
El tratamiento de Ilustrísimo no es más que el superlativo de Ilustre y se aplica a las personas de más alta categoría.
Tiene el significado de nobleza esclarecida, sin duda, célebre e insigne, etc.
Sabemos de su uso en España desde el siglo XIII dándose este tratamiento, en su origen, a los emperadores y a los reyes en Aragón. Este uso se extendió con el tiempo a los virreyes, arzobispos, grandes de España, titulados y señores jurisdiccionales. Adquirió mayor consideración que excelentísimo.
Corresponde este tratamiento a los grandes de España, condestable, almirante, duques, marqueses, condes de alto Estado; siempre Ilustrísimo, y a los demás señores no tan grandes, Muy Ilustre”.
Va seguido siempre de Señor y de Don, cuando se refiere a nombres de personas; y perdiendo la partícula Don al designarse algún título o dignidad eclesiástica; o cargo oficial o de honor.
También se usa para designar a entidades locales y a corporaciones; y en lugares como Cataluña, Valencia y Baleares se usa frecuentemente el “Muy ilustre” también en la Universidad, donde se llama también “Magnífico” al rector.
En la Administración los dos tratamientos más usados para referirse o dirigirse a las autoridades son excelentísimo e ilustrísimo.
Excelentísimo es un tratamiento de cortesía, supone un superlativo de excelente, es un adjetivo con el que se reconoce y guarda respeto en el tratamiento. Se aplica tanto a personas físicas como jurídicas, como villas, ciudades, congregaciones, cofradías, etc.
El origen de este tratamiento data de principios del siglo XVI y surge para designar a los llamados Grandes, de sangre real. La legislación del momento en la Ley 1ª, Título XII de la Novísima Recopilación, en su artículo 11, argumentaba que este tratamiento "... es el mayor que permitimos a la más elevada esfera y el más distintivo en nuestros dominios". El tratamiento de Excelentísimo no va sólo sino en compañía de la palabra Señor seguido del Don, cuando se trata de nombres; y, lo encontraremos sin el Don y sin el Señor, cuando va referido a Títulos del Reino.
Son sinónimos Vuecencia, que en realidad quiere decir “vuestra excelencia”; Su Excelencia y Excelencia. La primera fórmula es de amplio uso y muy frecuente en el Ejército, se utiliza para dirigirse a generales, pero en este caso se usa, “mi General” sustituyendo a Señor.