El día 20 de septiembre se va a celebrar un concierto benéfico para restaurar el Convento Madre de Dios de la Piedad de las Madres Dominicas de Sevilla.
Se ha puesto una fila "0" para los que no pueden asistir pero quieran colaborar. Los datos de la cuenta están en el cartel que os adjunto. También os envío varias fotografías en la que se aprecia cómo está el convento y la necesidad que tiene de reparación. Los estragos del deterioro ya están llegando a la iglesia del convento, que ha tenido que ser acordonada para evitar una desgracia y la sacristía apuntalada para evitar el derrumbe.
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Por Laura Álvarez 20 DE SEPTIEMBRE, 2013
El Convento Madre de Dios necesita dinero para una restauración,
Los techos del Convento Madre de Dios se caen a pedazos. Las diez monjas de clausura que allí viven han hecho frente a termitas, derrumbes y goteras con la venta de los dulces que de forma concienzuda elaboran día tras día. Desgraciadamente, con el obrador nos les llega y también deben subsistir gracias a los donativos. La Plataforma Madre de Dios, compuesta por 8 personas dispuestas a ayudar, vieron hace dos años una manera de colaborar en la música, gestionando conciertos en la iglesia del Convento. Los donativos de los asistentes contribuyen a hacer frente a la restauración del patrimonio. Así echan una mano sin que «en la medida de lo posible los actos invadan su intimidad», explica José María Galán, miembro de la Plataforma.
El próximo sábado la iglesia del Convento acogerá al Coro de Madrigalistas de Bellas Artes, que proviene de México y ofrecen su música de forma altruista. La entrada es libre. Aún así, los donativos que se recojan en el acto serán destinados a las restauraciones necesarias. «En una situación de tanta necesidad personal con la crisis, es difícil pedir que se ayude a restaurar un inmueble pero es cierto que forma parte de nuestro patrimonio artístico e histórico», explica José María.
Debido al mal estado de una esquina del artesonado de la Iglesia, la zona bajo el techo dañado se encuentra ahora acordonada, para evitar que nadie puede ser lastimado ante el riesgo de caer material. Asimismo, la Casa del Capellán también necesita ser intervenida. «Llegué aquí en el 77 y no ha habido año en el que no hubiera obras», apunta Sor Adela, monja dominica del convento.
Sor Adela, tras 36 años entre estas paredes, ha vivido entre cubos que recogían las goteras filtradas por la uralita y ha visto caer techos, con termitas vivas incluidas, que ponían en peligro la vida de las religiosas. Poco a poco han ido saliendo. «Tenemos mucho que agradecer», confiesa la dominica.
Dulces y donativos
La venta de dulces les procura uno de sus ingresos. Desde estas fechas hasta diciembre el trabajo en el obrador es duro. Los rezos de las horas menores incluso llegan a hacerlos allí por ganar tiempo. El turismo y un grupo de personas fijas hacen que la venta no pare. Pero con eso no es suficiente. Sor Adela indica, con buen humor, que para ropa y comida poco necesitan, los hábitos aguantan con los remiendos, pero para las restauraciones necesitan un ingreso importante.