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30 marzo 2014 7 30 /03 /marzo /2014 19:53

Reproduzco aquí una información que me llega y que os gustará leer:

 

Fabulaciones entorno a la cadena de la Torre del Oro. Si hay un monumento emblemático en Sevilla, ese es sin duda la Giralda, pero le sigue a muy corta distancia, la fortificación más famosa del mundo almohade: la Torre del Oro. Lo curioso, es que sobre ambas construcciones se han tejido un sinfín de leyendas. Por ejemplo, el supuesto lagarto que ronda las techumbres de la Catedral o el mito aurífero del castillete islámico al que nos referimos. A pesar de la curiosidad que produce el apelativo “Torre del Oro”, la mayor parte de la sociedad sevillana sigue creyendo las mismas leyendas que les vienen relatando desde la infancia. En el tema que nos concierne, los más sonados cuentos sobre la fortificación hablan de unas supuestas mazmorras repletas de oro y de unos azulejos que reflejaban el color del rey astro. Estos son solo los dos ejemplos más divulgados. Ni que decir tiene que ambas carecen de fundamento histórico alguno e incluso más bien, intentan llamar la atención. Por el contrario, hoy intentaremos descifrar otra no menos desconocida fábula: la cadena de la Torre del Oro. Escasamente propagada, según cuentan algunos sevillanos, guías turísticas, páginas y, en última instancia, libros, nuestra torre se encontraba unida con otra fortificación de menor porte en la orilla trianera. Su hipotética ubicación sería en el Muelle de los Camaroneros, aproximadamente donde hoy se asienta el restaurante Abades. Entre ambas se tendía una gran cadena de mucho más calibre que las que acostumbramos a ver en las gradas de la Catedral o en el Archivo de Indias. Tenía como misión cerrar el paso de la navegación al Arenal. La zona que quedaba vedada y guarnecida, llegó a conocerse, en el siglo XVI, como el Compás de las Naos. Su extensión era de algo menos que un kilómetro y comprendía desde la citada fortificación (1221) hasta el Puente de Barcas (1171). Durante los asedios, y cual serpiente, la cadena reptaba por el lecho fluvial hasta que finalmente era izada para formar una infranqueable línea de hierro. Pero lo cierto, es que la cadena sólo ha existido en el imaginario popular. Quien verdaderamente cerraba la zona portuaria era un paño de muralla que arrancaba desde los mismos sillares de la Torre del Oro y que tras agregársele una serie de torreones en tamaño decrecientes -Torre de la Plata, Torre del Bronce, Torre Abd al-Aziz y Santo Tomás-, conectaba con los Reales Alcázares. La tradición ha quedado erróneamente plasmada en el callejero sevillano con el nombramiento de la calle Fortaleza. Dicho rótulo y calzada pueden hoy encontrarse detrás de la calle Betis. La leyenda es llanamente obra nuestra, ya que tal vía recibe su original nombre en el siglo XIX, anteriormente se denominaba calle Limones. Con un gran parecido castrense, nuestra Torre del Oro bien guarda relación con el Cuerno de Oro de Constantinopla, especialmente con su cadena. El Cuerno de Oro es un estuario del estrecho del Bósforo que divide la ciudad turca de Estambul. Este emplazamiento, que forma un puerto natural espectacular, ha protegido a los griegos, romanos, bizantinos y otomanos y otros barcos durante miles de años. Sirva el siguiente extracto de una crónica bizantina para la posterior hipótesis: “Las defensas fueron quebradas en el 1204 durante la Cuarta Cruzada por los barcos de Venecia, que fueron capaces de romper la cadena con un ariete”. Cronológicamente e históricamente, pudo ser un claro precedente para nuestra fortificación, que se construiría solo 17 años después de tal acontecimiento. Tanto los oriundos de Constantinopla, hoy Estambul, como los sevillanos, perseguían un mismo objetivo: impedir un desembarco de tropas. A pesar de las similitudes estratégicas de ambas ciudades, realmente la historia sevillana es más bien un producto de nuestra siempre maravillosa imaginación. Con más acierto, y ahora sí rozando las referencias históricas, según la Estoria de España, o Primera Crónica General según Menéndez Pidal, (1270-1274) de Alfonso X de Castilla y León, las únicas cadenas que cobraban renombre en la ciudad eran las que sostenían al Puente de Barcas y que se encontraban sujetadas al Castillo de San Jorge. Esta es la supuesta cadena de la Torre del Oro, solo que la historia fue desvirtuada y acabó convirtiéndose en leyenda. Siguiendo las referencias del rey sabio, rastreamos el papel del burgalés Ramón de Bonifaz. Fue este militar quien al mando de la primera escuadra de la Armada Española, remontó el Guadalquivir desde diversas villas del norte de la Península para embestir sus naves contra las mencionadas cadenas. Destrozando el puente, solo así se quebraron las líneas de abastecimiento entre Triana/Aljarafe y Sevilla. Tras casi año y medio de asedio, la ciudad sucumbió tras el decidido envite cristiano. Por este hecho, hoy en día puede verse la Torre del Oro, la alusiva cadena y una embarcación en el escudo de diversas villas como Laredo, San Vicente de la Barquera, Fuenterrabía, Castrourdiales, Santoña, Avilés, La Coruña, Noya, Bayona de Galicia, Pontevedra o la misma capital cántabra. De hecho, parte de esas cadenas se conservan como trofeo en la Iglesia de Santa María de la Asunción, en Laredo. Como pueden constatar, al sevillano le gusta mucho trastocar la Historia y lo cierto, es que de su goloso paladar han salido leyendas deleitosas. Si bien sí existió una cadena, ésta se encontraba en el primer puente de la ciudad y ni era izada desde el fondo del río, ni mucho menos tenía un cometido militar, es más, su función era puramente civil. La leyenda de renombre así se ha trasmitido y aquí queda patente su ficción. Tal vez su origen se encuentre en una mala interpretación geográfica de las crónicas cristianas. En líneas generales, hemos intentado alejar las leyendas de siempre, para acercarnos a la verdad histórica de nuestros monumentos, sean o no Patrimonio de la Humanidad. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA - VV.AA. Santander y Cantabria en la Conquista de Sevilla. Santander: Editorial Estudio, 1998 - Torre del Oro, Torre de la Plata y Torre del Bronce – Leyendas de Sevilla http://leyendasdesevilla.blogspot.com.es/2011/03/torre-del-oro-y-torre-de-la-plata.html - La Torre del Oro de Sevilla, revisitada – Archivo Hispalense http://www.laac.es/pdf/torreoro.pdf - Mitos y leyendas: la Torre del Oro – CASTRA IN LUSITANIA http://amodelcastillo.blogspot.com.es/2011/08/mitos-y-leyendas-la-torre-del-oro.html

Fabulaciones entorno a la cadena de la Torre del Oro.

Si hay un monumento emblemático en Sevilla, ese es sin duda la Giralda, pero le sigue a muy corta distancia, la fortificación más famosa del mundo almohade: la Torre del Oro.

Lo curioso, es que sobre ambas construcciones se han tejido un sinfín de leyendas. Por ejemplo, el supuesto lagarto que ronda las techumbres de la Catedral o el mito aurífero del castillete islámico al que nos referimos. A pesar de la curiosidad que produce el apelativo “Torre del Oro”, la mayor parte de la sociedad sevillana sigue creyendo las mismas leyendas que les vienen relatando desde la infancia.

En el tema que nos concierne, los más sonados cuentos sobre la fortificación hablan de unas supuestas mazmorras repletas de oro y de unos azulejos que reflejaban el color del rey astro. Estos son solo los dos ejemplos más divulgados. Ni que decir tiene que ambas carecen de fundamento histórico alguno e incluso más bien, intentan llamar la atención.

Por el contrario, hoy intentaremos descifrar otra no menos desconocida fábula: la cadena de la Torre del Oro.

Escasamente propagada, según cuentan algunos sevillanos, guías turísticas, páginas y, en última instancia, libros, nuestra torre se encontraba unida con otra fortificación de menor porte en la orilla trianera. Su hipotética ubicación sería en el Muelle de los Camaroneros, aproximadamente donde hoy se asienta el restaurante Abades.

Entre ambas se tendía una gran cadena de mucho más calibre que las que acostumbramos a ver en las gradas de la Catedral o en el Archivo de Indias. Tenía como misión cerrar el paso de la navegación al Arenal. La zona que quedaba vedada y guarnecida, llegó a conocerse, en el siglo XVI, como el Compás de las Naos. Su extensión era de algo menos que un kilómetro y comprendía desde la citada fortificación (1221) hasta el Puente de Barcas (1171). Durante los asedios, y cual serpiente, la cadena reptaba por el lecho fluvial hasta que finalmente era izada para formar una infranqueable línea de hierro.

Pero lo cierto, es que la cadena sólo ha existido en el imaginario popular. Quien verdaderamente cerraba la zona portuaria era un paño de muralla que arrancaba desde los mismos sillares de la Torre del Oro y que tras agregársele una serie de torreones en tamaño decrecientes -Torre de la Plata, Torre del Bronce, Torre Abd al-Aziz y Santo Tomás-, conectaba con los Reales Alcázares. La tradición ha quedado erróneamente plasmada en el callejero sevillano con el nombramiento de la calle Fortaleza. Dicho rótulo y calzada pueden hoy encontrarse detrás de la calle Betis. La leyenda es llanamente obra nuestra, ya que tal vía recibe su original nombre en el siglo XIX, anteriormente se denominaba calle Limones.

Con un gran parecido castrense, nuestra Torre del Oro bien guarda relación con el Cuerno de Oro de Constantinopla, especialmente con su cadena. El Cuerno de Oro es un estuario del estrecho del Bósforo que divide la ciudad turca de Estambul. Este emplazamiento, que forma un puerto natural espectacular, ha protegido a los griegos, romanos, bizantinos y otomanos y otros barcos durante miles de años. Sirva el siguiente extracto de una crónica bizantina para la posterior hipótesis:

“Las defensas fueron quebradas en el 1204 durante la Cuarta Cruzada por los barcos de Venecia, que fueron capaces de romper la cadena con un ariete”.

Cronológicamente e históricamente, pudo ser un claro precedente para nuestra fortificación, que se construiría solo 17 años después de tal acontecimiento. Tanto los oriundos de Constantinopla, hoy Estambul, como los sevillanos, perseguían un mismo objetivo: impedir un desembarco de tropas.

A pesar de las similitudes estratégicas de ambas ciudades, realmente la historia sevillana es más bien un producto de nuestra siempre maravillosa imaginación.

Con más acierto, y ahora sí rozando las referencias históricas, según la Estoria de España, o Primera Crónica General según Menéndez Pidal, (1270-1274) de Alfonso X de Castilla y León, las únicas cadenas que cobraban renombre en la ciudad eran las que sostenían al Puente de Barcas y que se encontraban sujetadas al Castillo de San Jorge. Esta es la supuesta cadena de la Torre del Oro, solo que la historia fue desvirtuada y acabó convirtiéndose en leyenda.

Siguiendo las referencias del rey sabio, rastreamos el papel del burgalés Ramón de Bonifaz. Fue este militar quien al mando de la primera escuadra de la Armada Española, remontó el Guadalquivir desde diversas villas del norte de la Península para embestir sus naves contra las mencionadas cadenas. Destrozando el puente, solo así se quebraron las líneas de abastecimiento entre Triana/Aljarafe y Sevilla. Tras casi año y medio de asedio, la ciudad sucumbió tras el decidido envite cristiano. Por este hecho, hoy en día puede verse la Torre del Oro, la alusiva cadena y una embarcación en el escudo de diversas villas como Laredo, San Vicente de la Barquera, Fuenterrabía, Castrourdiales, Santoña, Avilés, La Coruña, Noya, Bayona de Galicia, Pontevedra o la misma capital cántabra. De hecho, parte de esas cadenas se conservan como trofeo en la Iglesia de Santa María de la Asunción, en Laredo.

Como pueden constatar, al sevillano le gusta mucho trastocar la Historia y lo cierto, es que de su goloso paladar han salido leyendas deleitosas. Si bien sí existió una cadena, ésta se encontraba en el primer puente de la ciudad y ni era izada desde el fondo del río, ni mucho menos tenía un cometido militar, es más, su función era puramente civil.

La leyenda de renombre así se ha trasmitido y aquí queda patente su ficción. Tal vez su origen se encuentre en una mala interpretación geográfica de las crónicas cristianas. En líneas generales, hemos intentado alejar las leyendas de siempre, para acercarnos a la verdad histórica de nuestros monumentos, sean o no Patrimonio de la Humanidad.

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

- VV.AA. Santander y Cantabria en la Conquista de Sevilla. Santander: Editorial Estudio, 1998

- Torre del Oro, Torre de la Plata y Torre del Bronce – Leyendas de Sevilla

http://leyendasdesevilla.blogspot.com.es/2011/03/torre-del-oro-y-torre-de-la-plata.html

- La Torre del Oro de Sevilla, revisitada – Archivo Hispalense

http://www.laac.es/pdf/torreoro.pdf

- Mitos y leyendas: la Torre del Oro – CASTRA IN LUSITANIA

http://amodelcastillo.blogspot.com.es/2011/08/mitos-y-leyendas-la-torre-del-oro.html

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Published by MCarmen CB - en Mitos - leyendas - historias
3 abril 2013 3 03 /04 /abril /2013 19:15
A Genum, "Khnum", se le veneraba en torno a la primera catarata como símbolo de la fecundidad subyacente en las fuentes del Nilo. Junto con Anukís y Satis, formó una tríada divina. Asociado al sol Ra, fue venerado bajo la forma de Genum Ra. Según la mitología, Genum creó al primer hombre a partir de arcilla, moldeándolo con un torno de alfarero, por tanto, fue también el protector de los alfareros. El Corán y la Biblia dicen que Dios creó a Adán (primer hombre) de un puñado de arcilla.
A Genum se le representaba como una figura antropomorfa con la cabeza de macho cabrío de cuernos horizontales. Era la figura sagrada de la primera zona de roca ígnea, primera catarata, personificando las fuentes del Nilo y las aguas que circulaban por el mundo inferior. Así, cuando el Sol navegaba en la oscuridad de la noche, se unía a Genum que personificaba el atributo divino que tenía como función la creación de los seres vivos y de los hombres, a través de su torno de alfarero. Se creía que bajo este atributo divino del demiurgo, representado en la figura de Genum, había sido modelado el huevo primigenio, de cual emergió la luz solar al inicio de los tiempos.
Samir Hiweg, guía turístico de habla hispana-Egipto.
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27 marzo 2013 3 27 /03 /marzo /2013 08:13

 

Alfeo es un dios río que recorre el Peloponeso, entre la Arcadia y Elide, habiendo sigo engendrado por Océano y de Tetis (mar del Tetis).

Fracasaban siempre sus intentos por seducir a la diosa Artemis y entonces se fijó y persiguió a la ninfa Aretusa, quien para huir de él se transformó, pero Alfeo unió sus aguas a las de ella y de este modo logró la unión.

 

Según la leyenda el río Alfeo no mezclaba sus aguas con las del mar, sino iba corriendo debajo de ellas hasta que de nuevo emergía en Siracusa, donde unía sus aguas con las de su amada Aretusa, que se representaba como una fuente Siciliana

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27 marzo 2013 3 27 /03 /marzo /2013 07:55

 


Orfeo estaba desposado con la Ninfa Eurídice, de la que estaba muy enamorado.

Un día que ella paseaba por la orilla de un río se encontró con el pastor Aristeo, quien cautivado por su belleza,  se enamoró de ella y la fue persiguiendo por el campo.

 

Eurídice trató de escapar, pero tropezó con una serpiente mientras corría y la serpiente la mordió con su veneno letal.

 

Eurídice muere y Orfeo  abatido por su pérdida, decide viajar a los infiernos, lugar de donde ningún mortal habría vuelto jamás, para que le devolvieran a su esposa.

 


  

 

A Perséfone, reina del mundo subterráneo, se apenó con su pena y accedió a su petición pero a cambio de que no mirarse a su esposa, la ninfa Eurídice, en el camino de vuelta a la luz.


 

 

Pero a medida que caminaba Orfeo acercándose hacia el final de su viaje, no pudo evitar mirar hacia atrás para asegurarse de que su amada Eurídice seguía junto a él. Al mirar y verla se desvaneció ante su ojos perdiéndola para siempre.

 

Orfeo nunca se recuperó y vivió con ese sufrimiento hasta su muerte.

 

 


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26 marzo 2013 2 26 /03 /marzo /2013 08:22

 

El mito del vampiro tiene raíces que salen de la propia Historia, con casos tan terribles como reales de nobles a quienes gustaba alimentarse con sangre marcaron la imaginación de su tiempo.

 

Especial culto hay en alunos pueblos de España a la morcilla de sangre, que se adereza según zonas geográficas con otros productos tales como el arroz.


Se cuenta que el siglo XV, Gilles de Rais, compañero de armas de Juana de Arco, mató a centenares de niños para obtener con su sangre la piedra filosofal que le procurara la inmortalidad.

 

Erszebet Bathory, también buscando su inmortalidad, en el siglo XVI, la condesa húngara habría sacrificado a 610 doncellas con el fin de bañarse en su sangre.

 

La Historia y la leyenda se unen en un personaje más que conocido, Drácula en la ficción, tornaría su nombre de un personaje en realidad  histórico, un príncipe rumano llamado Vlad Tepes, conocido por su crueldad como Vlad el Empalador. Sabido es que el castigo de empalamiento se aplicaba especialmente a los homosexuales, vemos aquí la conexión con ese carácter dual que a veces presenta el conde. Como si creyeran de la costumbre de "chuparles la sangre" en vida (opresión), pudiera convertirse realmente en extracción de sangre vía yugular una vez que, al pasar a la otra vida, se hubieran convertido en vampiros.

 



En Bulgaria se encontraron tumbas nobles con estacas en el corazón y algunas calaveras desencajadas, lo que respondería a la "costumbre" de enterrar con una estaca en el corazón a ciertos elementos para que después no pudieran convertirse en vampiros.


El vampirismo no solo es conocido en Europa, también está arraigado en otras regiones geográficas que también presentan temor al regreso de los muertos vivientes que chupan sangre.Por ejemplo en África están los espíritus de las brujas, los adzes, que volaban con forma de luciérnaga hasta la cama de sus víctimas.

 

En la Isla de Madagascar, los kinoly rondaban los poblados, al mismo efecto con sus ojos rojos y sus largas uñas.

 

En Indonesia están las langsuir. que son mujeres muertas en el parto, que codiciaban la sangre de niños y de embarazadas, que le procurara a ellas la vida.

 

En China las garras feroces, ojos enrojecidos y largas melenas verdosas de los ching shih y de los kiang si de pelo blanco, que eran capaces de chupar en breves instantes toda la sangre de los caminantes que solían asaltar en los caminos.


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26 marzo 2013 2 26 /03 /marzo /2013 08:09

 

 

El miedo y leyendas a los chupadores de sangre, llamados vampiro o similar, viene de la  consideración de la sangre como algo sagrado capaz de crear la vida eterna, basábdose en la ancestral y pagana creencia de que la sangre del dios Bel, creador del mundo en la mitología de la antigua Babilonia; el humano o la sangre humana, al ser parte de la creación de Bel, participaría an algo de tales atributos. Otro pilar supuesto de tales leyendas es la misma sangre de Cristo en el ritual cristiano; e incluso el consumo del vino tendría remembranzas metafóricas de la sangre de Cristo, que da la vida.

Román Gubern en Las raíces del miedo seña además estudiando el mito vampírico, que existe también en la imagen del vampiro que bebe la sangre de su víctima un paralelismo con el acto sexual, siendo a la vez una mezcía de atracción morbosa y al tiempo de repulsión hacia el sexo.

En los ataques del Conde Drácula, afirma Romaán Gubern que, "cualquier persona familiarizada con el simbolismo onírico y la interpretación freudiana del mismo, no tendrá dificultad en reconocer la descripción simbólica de un coito".

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12 febrero 2013 2 12 /02 /febrero /2013 19:19

 La bruja que quería volar

(pincha el enlace)

 

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27 noviembre 2012 2 27 /11 /noviembre /2012 12:04
El Señor del Rebozo

A mediados del Siglo XVI funcionaba ya como convento Dominico, el edificio situado a espaldas del que fuera templo de Santa Catalina de Siena, ubicado en la calle de su nombre hoy República Argentina. Fundado por ayuda pecuniaria de tres mujeres sumamente religiosas y ricas conocidas por "Las Felipas", este convento recibía la ayuda de casas y encomiendas y rentas producto de una especie de fideicomde estas Felipas y así comenzó a recibir monjas que se acogían a la advocación de Santa Catalina de Siena.
En el Templo que como se dice y se sabe, daba a la hoy calle de la República Argentina, estaba entrando a la derecha, un Cristo de madera, esculpido por anónimo escultor, uno de tantos imagineros que dejó para siempre su arte religioso sin que se recuerde su nombre.
Era un Cristo de mirada triste, de palidez mortal, con grandes llagas sangrantes y una corona de espinas cuyas puntas parecían clavarse en la carne, la madera que asimismo escurría sangre. Daba lástima esta triste figura del Señor colocada a la entrada del templo, con su cuerpo llagado, flácido y apenas cubierto con un trozo de túnica morada.
Tal vez este triste aspecto del Cristo cargando la Cruz fue lo que motivó a una monja que llegó como novicia bajo el nombre de Severa de Gracida y Alvarez y que más tarde adoptara al profesar, el de Sor Severa de Santo Domingo.
Pues bien esta monja, cada vez que iba a misa al templo de Santa Catalina, se detenía para murmurar un par de oraciones al Señor cargado con tan pesada cruz al grado de que cada día lo advertía más agobiado, más triste, más sangrante.
Pasaban los años y a medida que la monja Sor Severa de Santo Domingo solía pasar más tiempo ante el Cristo, mayor era su devoción, mayor su pena y más grande la fe que profesaba al hijo de Dios. Así pasaron los años, treinta y dos para ser más exactos, la monja se hizo vieja, enferma, cansada, pero no por eso declinó en su adoración por el Señor de la Cruz a cuestas, sino que aumentó a tal grado de que lo llamaba desde su celda en donde había caído enferma de enfermedad y de vejez.
Una noche ululaba el viento, se metía por las rendijas, por el portillo sin vidrio ni madera, calaba hasta los huesos viejos y cansados de la monja. El aire azotaba la lluvia y la noche se hacía insoportable.-!Jesús.. Cristo mío! -gritó la monja con voz casi inaudible, pero llena de dolor, tratando de abandonar su lecho de enferma-, dejádme que cubra vuestro enjuto y aterido cuerpo... venid a mi señor, y mostráos ante esta pecadora que sólo ha sabido amarte y adorarte en religiosa reverencia.Arreció el vendabal...Y lo insólito de esta historia ocurrió entonces. Llamaron quedamente a la puerta de la celda de la enferma monja y ésta con muchos trabajos se levantó y abrió, para encontrarse ante la figura triste de un mendigo, casi desnudo, que parecía implorar pan y abrigo.La monja tomó un mendrugo, un trozo de la hogaza que no había tocado y le ofreció el pan mojado en aceite, agua y sacando de su ropero un chal, un rebozo de lana, cubrió el aterido cuerpo del mendigo.Terminado de hacer esto, el cuerpo de la monja se estremeció, lanzó un profundo suspiro y falleció.Al día siguiente hallaron su cuerpo yerto, pero oloroso a santidad, a rosas, con una beatífica sonrisa en surostro marchitado por los años y la enfermedad.Y allá en el templo de Santa Catalina de Siena, cubriendo el enjuto y sangrante cuerpo del Señor con la cruz a cuestas, el rebozo o chal de la vieja monja.
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25 noviembre 2012 7 25 /11 /noviembre /2012 11:59

 

 

 

 

Hoy he oído sonar las campanas sin saber qué día era, miro la fecha en el ordenador, 25 de Noviembre, pues claro, suenan y suenan porque es la festividad de Cristo Rey.


Y he encontrado algo que da para pensar y reflexionar en estos momentos de " ¡¡CRISIS"¡¡ total y absoluta de todo.


Evangelio del Domingo por Odres Nuevos
Fiesta de Cristo Rey - Ciclo B
Domingo 25 de Noviembre de 2012

 

“Cristo Rey... Su corona: los Pobres”

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (18,33b-37):

 

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?»


Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»
 

Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado
a mí; ¿qué has hecho?»
 

Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi
guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es
de aquí.»
 

Pilato le dijo: «Conque, ¿tú eres rey?»
 

Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al
mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»
Palabra del Señor

 

El juicio contra Jesús tuvo lugar probablemente en el palacio en el que residía Pilato
cuando acudía a Jerusalén. Allí se encuentran una mañana de abril del año treinta un
reo indefenso llamado Jesús y el representante del poderoso sistema imperial de
Roma.
 

 

 

El evangelio de Juan relata el dialogo entre ambos. En realidad, más que un
interrogatorio, parece un discurso de Jesús para esclarecer algunos temas que
interesan mucho al evangelista. En un determinado momento Jesús hace esta solemne
proclamación: “Yo para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el
que es de la verdad, escucha mi voz”.
 

 

Esta afirmación recoge un rasgo básico que define la trayectoria profética de Jesús: su
voluntad de vivir en la verdad de Dios. Jesús no solo dice la verdad, sino que busca la
verdad y solo la verdad de un Dios que quiere un mundo más humano para todos sus
hijos e hijas.
 

 

Por eso, Jesús habla con autoridad, pero sin falsos autoritarismos. Habla con
sinceridad, pero sin dogmatismos. No habla como los fanáticos que tratan de imponer
su verdad. Tampoco como los funcionarios que la defienden por obligación aunque no
crean en ella. No se siente nunca guardián de la verdad sino testigo.
 

 

Jesús no convierte la verdad de Dios en propaganda. No la utiliza en provecho propio
sino en defensa de los pobres. No tolera la mentira o el encubrimiento de las
injusticias. No soporta las manipulaciones. Jesús se convierte así en “voz de los sin voz,
y voz contra los que tienen demasiada voz” (Jon Sobrino).
 

 

Esta voz es más necesaria que nunca en esta sociedad atrapada en una grave crisis
económica. La ocultación de la verdad es uno de los más firmes presupuestos de la
actuación de los grandes poderes financieros y de la gestión política sometida a sus
exigencias. Se nos quiere hacer vivir la crisis en la mentira.
 

 

Se hace todo lo posible para ocultar la responsabilidad de los principales causantes de
la crisis y se ignora de manera perversa el sufrimiento de las víctimas más débiles e
indefensas. Es urgente humanizar la crisis poniendo en el centro de atención la verdad
de los que sufren y la atención prioritaria a su situación cada vez más grave.
 

 

Es la primera verdad exigible a todos si no queremos ser inhumanos. El primer dato
previo a todo. No nos podemos acostumbrar a la exclusión social y la desesperanza en
que están cayendo los más débiles. Quienes seguimos a Jesús hemos de escuchar su
voz y salir instintivamente en su defensa y ayuda. Quien es de la verdad escucha su
voz.

 

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22 noviembre 2012 4 22 /11 /noviembre /2012 20:20

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